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La Paz, 6 de septiembre de 2020

Boya.News –La campaña hacia las elecciones generales del 18 de octubre en Bolivia arrancó el domingo 6 de septiembre, pero eso es solo un decir, una formalidad.

Cuando llegue la votación general -si llega- Bolivia habrá vivido ocho meses de campaña proselitista prácticamente ininterrumpida.

Se podría decir inclusive que los bolivianos acumularemos hasta octubre más de dos años de una batalla electoral que comenzó en agosto de 2018 con el debate y la aprobación de la Ley de Organizaciones Políticas (partidos) que abrió el proceso de las elecciones primarias, realizadas con candidatos únicos el 27 de enero de 2019.

Tras esas primarias de convalidación de candidatos impuestos por los liderazgos políticos (Evo, Mesa, Tuto, etc), vino la larga campaña de 2019 que electoralizó todo, hasta los gigantescos incendios forestales en la Chiquitanía cruceña, y se mantuvo en pie incluso después de las elecciones del año pasado con las que el Movimiento Al Socialismo (MAS) intentó prolongar su permanencia en el poder.

Esa polémica votación del 20 de octubre de 2019 no fue el punto final de una campaña sino que terminó siendo el inicio de una nueva etapa del largo ciclo proselitista, ya sin Evo Morales pero siempre con Evo Morales.

Fue promesa de elecciones lo primero que hizo la presidenta transitoria Jeanine Áñez, fue pacto para elecciones el primer acuerdo político tras el cambio de Gobierno y terminaron siendo elecciones el escenario principal y a la vez telón de fondo de la vida boliviana. El actual proceso electoral, con convocatoria y campaña incluída, arrancó el primer día hábil de enero, se mantuvo vivo en la pandemia y terminaba afectando todo en lo que va de 2020.

De ese modo, la campaña proselitista no arrancó el 6 de septiembre. Solo continúa, especialmente para la presidenta Áñez, que casi no dejó pasar un día, en especial desde que se lanzara como candidata el 24 de enero, sin hacer campaña. En sus nueve meses de alargada transición, la presidenta-candidata inauguró algunas obras y no dejó de atacar al MAS, a su jefe Morales y a su candidato Luis Arce, con indisimulado afán electoralista. Y de vez en cuando atacó también a Carlos Mesa.

Los opositores no se quedaron cortos y, con variada intensidad, han atacado lo que parece más vulnerable de la gestión de Áñez: la gestión de la pandemia de cobvid-19.

Esto podría explicar porqué la campaña electoral se ha reabierto el 6 de septiembre con un panorama muy parecido al de principios de año, marcado por la permanencia de Arce en el primer lugar de la intención de voto, Mesa Segundo y Áñez tercera. Acumulamos en realidad más de 200 días de campaña.

Igual que hace un año, la cuestión a definirse en la votación popular parece que volverá a ser si el MAS logra victoria definitiva en primera vuelta, o si Mesa o tal vez Áñez logra forzar una segunda ronda.

Editor/Boya